miércoles, 2 de noviembre de 2016

El Mar Muerto se muere

La reducción en un 98 por ciento del caudal del río Jordán que lo alimenta y la sobre explotación industrial para extraer sus minerales amenaza con hacer desaparecer una formación única en el mundo. Sus aguas descienden al vertiginoso ritmo de un metro por año, lo que podría hacerlo desaparecer en tan sólo cuatro décadas, afirman.
Disfrutar de la sensación de ingravidez que produce flotar en el agua hipersalina de este balneario natural y untarse el cuerpo con su aceitoso barro será un lujo del que no podrán disfrutar las próximas generaciones, según los expertos.
Sin embargo, otros predicen que nunca dejará de existir, gracias a los aportes de aguas subterráneas, aunque se encogerá hasta tener tan sólo el 30 por ciento de los 625 kilómetros cuadrados que ahora ocupa.
Los grupos de defensa del medio ambiente denuncian que ni Israel, ni Jordania, ni la Autoridad Nacional Palestina hacen nada por conservar el lugar más bajo del planeta (situado a 416 metros bajo el nivel del mar), famoso por sus propiedades saludables y cosméticas y que disfruta de una radiación solar única y una densidad de oxígeno aumentada.
LAS CAUSAS DE SU ENFERMEDAD
“El mayor problema del Mar Muerto es que apenas recibe agua del Jordán. Frente a los 1.300 millones de metros cúbicos al año que recibía en los años cincuenta, ahora sólo llegan unos 50 millones”, explica a Efe Mira Edelstein, portavoz de la ONG Amigos de la Tierra Oriente Medio.
El deterioro en las últimas décadas ha hecho que la parte norte y sur del gran lago salino hayan quedado totalmente desconectadas. “De hecho, podemos hablar de que sólo queda la parte norte, porque al sur solo hay piscinas industriales para la recolección de minerales”, asegura Edelstein.
Las empresas responsables de los estanques multiplican los problemas de este lago salino sin igual en el planeta.
No sólo extraen el potasio y otros minerales, disminuyendo su concentración, sino que utilizan para ello las piscinas de desecación, una técnica muy intensiva en agua que les obliga a sustraer el líquido de la parte norte del lago.
Además, no limpian el sedimento que queda depositado en el fondo de los estanques, lo que hace aumentar su nivel veinte centímetros cada año.
Esto eleva el nivel del agua en esa parte, lo que ha puesto en riesgo la supervivencia de una quincena de hoteles de lujo situados en su orilla. “La cuestión de los hoteles es una línea roja para las autoridades, ha sido lo que ha hecho que al Gobierno empiece a preocuparle la situación”, explica Eldestein.
PARA SALVARLO DE LA MUERTE
El sistema judicial del país también ha empezado a lidiar con el asunto y, la semana pasada, ordenó a las explotaciones industriales que retiren el sedimento que se ha acumulado desde hace años.
Amigos de la Tierra, Salvar Nuestro Mar y otras organizaciones medioambientales que luchan por conservar el lago centran su estrategia en tres aspectos.
“Lo más importante es rehabilitar el río Jordán y devolverle parte de su caudal, lo que se puede hacer disminuyendo el agua que se deriva simplemente con optimizar su uso. También hay que obligar a las empresas contaminantes a que limpien lo que han contaminado y exigirles que utilicen métodos de extracción menos dañinos, como la tecnología de membranas”, dice la portavoz ecologista.
Según ella, la recuperación de un tercio del flujo histórico de este bíblico río permitiría rehabilitar el Mar Muerto.
La tercera de las estrategias es conseguir que la UNESCO declare el lugar como Patrimonio Nacional de la Humanidad, lo que exigiría la aprobación de planes de gestión conjuntos.
Perder el Mar Muerto “sería una catástrofe”, advierte Eldestein.
Ello no sólo supondría la desaparición de un ecosistema único, sino que también tendría serias consecuencias económicas 
por la pérdida de uno de los destinos turísticos más importantes de la región
 y políticas, puesto que es una frontera entre Israel y Cisjordania de un lado y con Jordania de otro.

Fuentes de contaminación

Fuentes de contaminación

Contaminación del agua

Contaminación del agua

Basurero Municipal

Basurero Municipal

Razones para cuidar el medio ambiente

¿Sabía que alrededor de 3,7 millones de personas fallecieron en 2012 en el mundo a raíz de enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica ambiental?

Acá presento cinco razones por las que debemos trabajar para acabar con la contaminación y así sacar a las personas de la pobreza, mantenerlas fuera de ella y generar las condiciones para que todos puedan tener vidas largas, sanas y productivas:

1. Aunque la contaminación es un problema mundial, los más afectados son los países en desarrollo. Alrededor del 95 % de los 9 millones de muertes mencionadas anteriormente ocurre en países en desarrollo. La exposición a la contaminación afecta la esperanza y calidad de vida así como  el potencial económico de las personas. Es un obstáculo importante para avanzar en nuestras metas de reducción de la pobreza.

2. Es posible que el problema empeore. La contaminación atmosférica se ha agravado debido a la acelerada urbanización registrada durante las dos últimas décadas. Se espera que, a nivel mundial, la población de las ciudades se duplique entre este momento y 2050. En África, particular, se triplicará la población urbana y se calcula que en esta región vivirá un 20 % de los ciudadanos urbanos del mundo.

3. A menudo es más barato tomar medidas que pagar los costos de la contaminación. En muchos países en desarrollo, la carga económica relacionada con las muertes y las enfermedades que están vinculadas con la degradación ambiental es equivalente a entre el 2 % y el 4 % del producto interno bruto (PIB). Invertir en medidas de control de la contaminación es con frecuencia más barato que pagar los costos de salud relacionados con este problema.

4.  Las actividades para reducir la contaminación pueden generar resultados en materia de cambio climático. Muchas de las medidas destinadas a combatir la polución —que van desde las inversiones  en transporte público y no motorizado hasta los procesos de limpieza industrial y agrícola, o la eliminación de la basura de manera segura—, también ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.


5. La contaminación es un problema que tiene solución. A diferencia de las enfermedades incurables, la desalentadora magnitud del cambio climático, o la extinción masiva de la biodiversidad, las vías para abordar de modo decisivo la contaminación son conocidas y han sido probadas. Muchas políticas, herramientas y tecnologías ya están disponibles para abordar el tema. Países como México, Chile y Tailandia han dado grandes pasos para mejorar la calidad del aire de sus capitales mientras continúan creciendo física y económicamente. Hemos aprendido de sus éxitos y estamos trabajando con los países para invertir en soluciones a gran escala.

La contaminación es un pecado social

Confieso que cuando hablo de ecología siempre tengo la sensación de hablar a la pared. ¿Por qué digo esto? Bueno hace pocos días la contaminación de las ciudades chinas saltó a las noticias internacionales e incluso se nos mostraron algunas imágenes de cómo tienen que vivir millones de personas sometidas a todo tipo de sustancias contaminantes.
  
¿Qué tenemos que decir cómo cristianos?
La contaminación puede considerarse como pecado si se toma en cuenta que con ella se degrada la creación de Dios, ya sea en el aire, el agua, los animales, las plantas etc. No es que las otras creaturas tengan una dignidad semejante a la humana, sino que su dignidad propia como creaturas se ve degradada por la acción humana.

Juan Pablo II nos dice:“… es cierto que el hombre ha recibido de Dios mismo el encargo de "dominar" las cosas creadas y de "cultivar el jardín" del mundo; pero ésta es una tarea que el hombre ha de llevar a cabo respetando la imagen divina recibida, y, por tanto, con inteligencia y amor: debe sentirse responsable de los dones que Dios le ha concedido y continuamente le concede. El hombre tiene en sus manos un don que debe pasar —y, si fuera posible, incluso mejorado— a las futuras generaciones, que también son destinatarias de los dones del Señor”

Debemos sentirnos corresponsables del cuidado de la naturaleza, que es un regalo de Dios. Es nuestra responsabilidad cuidarla y conseguir que del cuidado se desprendan dones como la prosperidad, la salud y sobre todo la esperanza. ¿Esperanza? ¿Por qué esperanza?

Benedicto XVI nos dice que “La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y esta realidad presente constituye para nosotros una "prueba" de lo que aún no se ve. Ésta atrae al futuro dentro del presente, de modo que el futuro ya no es el puro "todavía-no". El hecho de que este futuro exista cambia el presente; el presente está marcado por la realidad futura, y así las realidades futuras repercuten en las presentes y las presentes en las futuras”

Si esperamos vivir el Reino de Dios, algo de ese Reino vive ya en nosotros. ¿Qué esperanza puede tener quien vive en un entorno ambiental contaminado e insalubre? Nuestra esperanza tiene que hacer que la sociedad global sea consciente del maltrato que realizamos a los dones del Creador. Ser irresponsable con la salud de nuestros hermanos y con la de nuestros hijos, es también un pecado, por lo que nuestra tibieza debería de ser analizada como una omisión de ayuda a quienes nos necesitan.

¿Qué relación existe entre la responsabilidad medio ambiental y le Iglesia? Una relación tan intima, que me sorprende que en las catequesis pre-sacramentales y en los cursos de formación religiosa, no se señale con más asiduidad, que estamos llamados a cuidar el entorno para que la Esperanza del Reino de Dios se haga presente entre nosotros.


Sin duda desde la Iglesia tenemos mucho que meditar sobre estos asuntos. Juan Pablo II y Benedicto XVI han sido pioneros en mostrarnos el camino que hemos de andar. Camino que va más allá del puro activismo. ¿Por qué no orar, también, para que el Señor nos ayude a ser más conscientes de la responsabilidad que tenemos entre manos?